“El contenido
de la lucha especifica contra la cárcel, obviamente no impide el objetivo que
nos empuja a la lucha: la destrucción de las prisiones. Pero esta perspectiva
que anima a todos los antiautoritarios no es la perspectiva en la que creen
todos los presos ni todos sus familiares, ni todos los que por una motivación
cualquiera puedan simpatizar y participar en esta lucha.
Por lo tanto,
con todo esto es posible viajar juntos, si como mínimo, hay algunos elementos
en la lucha misma, que metodológicamente la caracterizan como espacio de
nuestro interés, y sobre lo cual estamos dispuestos a dar nuestras energías.
Uno de estos elementos es precisamente entender la lucha como ataque. El
concepto de ataque como, creo estará claro para todos, no expresa exclusivamente
aquella practica que en el inmediato produce destrucción o daños materiales
visibles, acciones “espectacu-lares” aunque estas sean esporádicas.
Dentro de una
óptica de lucha esto es muy importante, porque pone en evidencia que una
actuación en perspectiva conecta toda una serie de practicas, de acciones, de
manifestaciones en que la lógica del ataque es evidente en el conjunto de la
intervención; también si sus aspectos particulares podrían a menudo no resultar
en lo inmediato como ataque”
Constantino Cavalleri,
“Contribución a la lucha contra la cárcel”, nov. 2000.
“Y el hombre
encarcelado por robar una caja fuerte, te dirá “Simplemente no fui lo bastante
listo, nada más”. ¿Y qué contestarle, sabiendo lo que pasa en sitios
importantes, y como, tras terribles escándalos, se entrega a esos grandes
ladrones el veredicto de inocencia”
Cuantas veces
se oirá decir a los presos “son los grandes ladrones los que nos tienen aquí
encerrados, nosotros somos los pequeños”. ¿Cómo discutir esto cuando los presos
saben de las increíbles estafas perpetradas en el campo de las altas finanzas y
del comercio. Cuando saben que la sed de riquezas, adquiridas por todos los
medios posibles, es la esencia misma de la sociedad burguesa? Cuando ha
examinado la inmensa cantidad de transacciones sospechosas que separan a los
hombres honestos (según medidas burguesas) y a los delincuentes. Cuando ha
visto todo esto. Tiene sin duda que creer que las cárceles son para torpes, no
para delincuentes.
Piotr Kropotkin- Las cárceles y
su influencia moral sobre los presos
Querer
hacer análisis del sistema carcelario, y de la cárcel como su materialización,
es tratar de cuestionar a toda la sociedad en su conjunto, pues como todas las
cosas contra las que uno puede manifestarse, sea lo que sea, siempre acabaremos
incidiendo en otros asuntos. La sociedad completa, sus relaciones y mecanismos
estructurales van todos unidos, tanto como que a falta de una tuerca cualquier
maquina no funciona, así mismo la sociedad se desarrolla en sus relaciones
tanto mercantiles como personales y de orden. Si queremos cuestionar y transformar, por ejemplo, la
educación en Chile (entiendo que es una lucha ridícula, pero es solo un
ejemplo) no podremos hacerlo sin transformar también la simbólica cultural de
toda la población, así como el complejo problema de inversiones monetarias, y
por tanto llegamos a un problema netamente económico, esto mirándolo de manera
bien superficial.
Es
por esto que aquella persona que desea la destrucción del sistema carcelario no
puede sino desear que las cárceles no existan mas, y que no hayan mas presos, y
para que no hayan mas presos es necesario darse cuenta que habría que
transformar la sociedad entera, y llegaríamos por lo mismo a buscar la
destrucción del capitalismo (por ser principal causante de las nociones de
valor y gasto que producen en muchas ocasiones que una persona se vea forzada a
robar, o que simplemente por no desear una vida dura busque las mercancías y el
dinero de forma fácil, lo cual no me parece reprochable para nada) y tras el la
abolición del estado por ser el principal creador de las leyes que los presos
violan y el ordenante del sistema carcelario.
Es
así de simple: quien desee la destrucción del sistema penal, carcelario y de
las cárceles ha de desear y buscar acabar con el poder económico del
capitalismo (el valor del dinero y tras de si la noción de valor de la
mercancía) y el estado (la estructura que ordena la vida social según
parámetros de proyección política, ya de izquierda, ya derechista).
Desde
mi postura personal (insisto en que este zine es personal, y no pretendo
ahorrarme mi opinión nunca) el tema de la cárcel debería ser una de los
principales preocupaciones para quien esté medianamente cercano a las posturas
radicales contra esta sociedad, porque la cárcel y su existencia es también la
materialización de la lucha de clases, es parte de la guerra que los burgueses
le llevan ganada por siglos al proletariado. Una vez mas vuelvo a mencionar que
todo en esta sociedad va unido, y me explico bastante mejor con esto ultimo,
pues la lucha de clases, que es el motor que debe mover a los revolucionarios
nos hace reparar en que es precisamente nuestra clase social la que se
encuentra tras las mazmorras, pues los burgueses tiene sus propias cárceles y
el sistema les favorece cuando han caído presos pues (una vez más) pueden zafar
por ejercicio del capital o por su influencia en el sistema estatal.
De
ahí en adelante podríamos desarrollar todo un libro sobre la lucha contra la
cárcel a nivel global.
En
Chile los primeros pasos dados en este tema (esto en la historia reciente)
surgieron durante la dictadura con la desactivación de las células de
izquierda, cuyos miembros estuvieron presos hasta varios años después de
finalizada ésta. Los colectivos que nacieron por esos días se crearon dentro de
la misma cárcel y desde afuera los movimientos de solidaridad para con ellos
fueron bastante fructíferos pues de una forma u otra ayudaron a que varios
subversivos pudieran alcanzar la libertad. No diremos que fue el apoyo desde
afuera el que tácitamente los liberó, pero si la ayuda moral y económica
(lograda con esfuerzos colectivos) creo yo fue muy importante para los presos,
pues es difícil llevar la vida cuando estas entre rejas, y para una familia llevar
el gasto económico de los procesos y el bienestar (o “estar”) de un preso que
no puede generar su propio dinero.
Tras
esto, la idea de lucha contra la cárcel se fue ampliando y empezaron a surgir
diversas coyunturas que serian oportunidad para ejercer esta preocupación.
Primero fue con los presos de tipos revolucionario, pero con el pasar de los
años yo creo que todos nos fuimos dando cuenta que era necesario mirar mas allá
de nuestra propia ideología (fea palabra para definir las convicciones personales
o colectivas) y darse cuenta que todos aquellos que están presos por ejercer
alguna forma de trasgresión legal merecían ser apoyados o considerados. Aunque
claro, los llamados “presos sociales” nunca verán este apoyo pues los anti
carcelarios nunca han sabido inmiscuirse entre la gente común y mas pobre sino
es para intentar convencerlos de sus ideas o para intentar explicarles su
teoría. Los espacios ganados son nulos, y un pasquín no sirve de mucho cuando
no logra difundirse convenientemente.
Para
quien no se haya cuestionado nunca el tema creo que esta lucha le debe parecer
un poco utópica y desarmada, que deja muchos cabos sueltos y confusa con
respecto a las verdaderas intenciones de los anti carcelarios, pues la
explicación a preguntas como: ¿Qué hacer con un weon que mato a otro? Son tan
simples como… y es ahí donde faltan respuestas.
En
lo personal, yo creo que no hay que temer a ser lo mas tajante posible, pues
una sociedad de hombres fuertes e inteligentes no ha de tener miedo a la muerte
ni a la venganza, ni tampoco a aplicarlas.
La
cantinela de “la delincuencia es consecuencia de un sistema injusto” ha de
ser cambiada por “la delincuencia es
fruto de una civilización completa que le ha dado valor simbólico a posesiones
inertes y prohibitivas, y que nunca podrá desprenderse de ellas”.
En
esta ocasión he tomado textos escritos por dos prisioneros chilenos, ambos
encerrados en el Móvil de Alta Seguridad que pudieron escribir y sacar a la
calle clandestinamente sus palabras. Ambos responden a una prehistoria
parecida, común, pero los motivos que les tuvieron y tienen encerrados no están
ligados entre sí -al menos no de manera superficial, pues ambos aun se definen
en sus ideas y es desde ellas que emiten estos escritos- .
CRUDO SOY
ZINE.
LA
BATALLA DE LOS SENTIDOS
Juan Aliste Vega
“Los campos de
concentración creados con la desquiciada intención de destruir vidas, mentes y
físicamente”
Parece
un párrafo del pasado, de alguna guerra en blanco y negro, guión de otros
tiempo, disociado de un presente cuyo orden social es ejemplar.
La
democracia funciona y la cárcel es uno de los pilares donde se sustenta el
estado, consecuencia de un sistema injusto y profundamente desigual. La
representación y el reflejo cruel de un modelo represivo aplastan al pueblo
pobre, encarcelándolo, haciéndolo prisionero para su control, y exterminio.
Todo
huele a cárcel, no sólo el hedor de la prisión, también las calles, las
escaleras, las cámaras, el micro, el metro, el liceo, la universidad, el
trabajo, los hospitales; todo un modelo incrustado, legitimado, impuesto.
Lo
nuevo llega de la mano de la democracia de los ricos, amparados en un discurso-
estrategia que criminaliza y estigmatiza la pobreza. La delincuencia y el
rentable negocio de las cárceles se posesionan de los nuevos tiempos
políticamente.
El
estado represor, perpetrador del status quo que garantiza extrema miseria y
extrema riqueza, responde con más represión y más cárceles, concesiones
privadas en estructura y funcionamiento.
La
cárcel es entonces un negocio redondo, es más rentable que la inversión del
estado en vivienda o educación. Un preso es una inversión segura en lo
económico y un laurel en lo político, así la concesión en manos de privados
hace prósperos empresarios a aquellos que lucran con crueldad, con las vidas de
los pobres, con la garantía de recibir un pago fijo y sin retraso por cada
preso encerrado en sus modernas mazmorras. En Chile los presos somos producto
abundante para las hienas del empresariado.
Sus
métodos y la batalla de los sentidos.
El
aislamiento como arma de venganza, trato inhumano y degradante. Manejan a la
perfección sus efectos letales (tienen expertos en sicología y medicina que lo
afirman). La máxima seguridad es una cárcel dentro de otra cárcel, donde el siniestro
juego de los sentidos y sensaciones lo dan por ganado de antemano, controlando
al máximo las posibilidades del cuerpo y la mente: apuntan a la destrucción
lenta de las convicciones, de las ideas, de nuestras rebeldías y sueños, de
nuestras alegrías, amores, de nuestra vida.
El
aislamiento es una forma enmascarada y vil del estado para aplicar la pena de
muerte, condena que se hace efectiva cada vez que un preso muere, lo
constatamos con la cruda, triste, enterrada, oculta cifra de un preso muerto por
semana en las cárceles de este país.
Toda
muerte en una cárcel es un crimen impune, cuyo responsable ineludible es el
estado, su gobierno de ricos, y su herramienta de control social, sistema que
criminaliza a pobres, así generan las condiciones para que esto suceda.
Un
encuentro internacional sobre los derechos humanos realizado en Holanda en
diciembre del 2002, concluye que: “el aislamiento es una de las formas mas
extremas de represión, algo comparable con la tortura física o el asesinato, un
medio para destruir las ideas en general y las políticas en particular, una
tortura blanca concebida para eliminar al preso”.
Los
aspectos del desquite y el ensañamiento también sustentan en parte la
aplicación del aislamiento por el sistema penitenciario, la venganza de la
máquina de dominación contra los que luchan, los que se resisten y rechazan la
sumisión.
Ahora
dotemos de piel y tacto lo que antes describimos en palabras y conceptos,
démosle calor a lo que puede ser un mero discurso:
Estuve
encarcelado 12 años, luego controlado por el sistema de libertad vigilada casi
seis años más, hasta que asumo la clandestinidad. Luego de tres años en esta
condición soy capturado en Argentina y trasladado bajo un secuestro que reeditó
las prácticas del Plan Cóndor a Chile. En la actualidad estoy siendo juzgado
por la fiscalía militar y la justicia civil.
Escribo
estas líneas recluido al interior de la Cárcel de Alta Seguridad, (CAS), y a su vez en
una sección especial denominada Máxima Seguridad (MAS). Aquí permanezco
encerrado 22 horas diarias en un paralelepípedo de cemento y fierro cuya base
mide 2 x 3 metros,
todo blanco, tiene wáter, ducha, luz artificial y una radio.
Tengo
una hora bajo el cielo de un lugar al que difícilmente se le puede llamar
patio, superficie de 6 x 5
metros rodeada de murallones de hormigón. Acceso dos
horas y media por semana a una visita directa con un ingreso máximo de cinco
personas, sólo familia, instancia que se lleva a cabo en un estrecho pasillo
subterráneo que gotea aguas del desagüe del primer piso. Vivo en la planta baja
de este complejo, completamente sólo, a pesar de que hay ocho celdas de
similares características, éstas se mantienen vacías desde que estoy aquí, el
pasillo tiene 4 cámaras; soy custodiado las 24 horas; en turnos de ocho horas,
tres gendarmes tienen dedicación exclusiva de mi vigilancia. El allanamiento es
constante cada vez que entro y salgo de mi celda. Todo tipo de cartas o
información debe ser autorizada, tanto la que entra como la que sale, nuestras
cartas íntimas son escaneadas y almacenadas. Todo libro que reciba debe ser
original (nada de fotocopias, ni separatas, ni ediciones autónomas o piratas)
los utensilios deben ser de plástico, la comida está restringida a tres frutas,
los colores que puedo usar para imprimir imágenes importantes para mí están
limitados a marfil, grises y negros, los olores se limitan al de la humedad.
Los
allanamientos a las visitas son excesivos y fuera de norma. Nuestras
expresiones de cariño y otras acciones son vigiladas y controladas a través de
cámaras y oídos atentos de gendarme en el maloliente pasillo. A este
aislamiento se suma la imposibilidad de tener sexo con mi compañera; ésta es la
única cárcel de Chile que no tiene visitas conyugales, nos anulan la capacidad
de amar. Así también este enfurecido castigo trasciende a nuestros hijos, ya
que los espacios no presentan la mínima condición digna, ni siquiera higiénica
para adultos, aun menos para niños.
Juan Aliste
Vega. Prisionero subversivo encarcelado por el “Caso Security” el cual resultó
con cuatro ex militantes del MAPU- Lautaro detenidos tras previa extradición
desde Argentina, esto por la muerte de un paco tras un asalto al Banco Securuty
en Santiago. Vega estuvo recluido durante
la dictadura por su actividad política.
CARCEL: UN NEGOCIO MÁS.
Rodolfo Retamales Leiva
La
cárcel es un espacio construido por el Estado para esconder las contradicciones
creadas por el capital y albergar a la gente más pobre de nuestras poblaciones.
En
este frío, agresivo y violento lugar jamás veremos a los verdaderos
responsables y creadores de las injusticias sociales: los Aylwin, Pinochet,
Piñera, Edwards, Bulnes, Angellini, Montt, Cruzat, Matte, Pérez- Yoma, Frei u
otros apellidos que por décadas, por no decir siglos, han gobernado este país,
cuyas fronteras ellos mismos delimitaron luego que la elite terrateniente y
oligarca se independizara de España, anexara territorio boliviano y peruano
durante la guerra del Pacífico e invadiera territorio Mapuche en la mal llamada
“pacificación de la
Araucanía”, verdadero genocidio colonialista cuyo fin sólo
busco asegurar y expandir sus negocios y ganancias.
Gobernantes y empresarios, todos
parte de una misma familia, la clase explotadora. Son ellos quienes nos miran
como piezas de engranaje en sus fábricas, minas y oficinas. Desechable como el
minero que cae en desgracia al perder un brazo. Todos de una u otra manera
alimentamos su ganancia, muchos ni siquiera se cuestionan como una tarjeta bip
enriquece a la banca privada cada vez que cargamos ésta, quedando lo no usado
como dinero virtual que por sistemas informáticos son enviados al juego
bursátil. Igualmente cuando entregamos parte de nuestros sueldos a
inescrupulosas corporaciones (13 % a una afp, otro 7% a fonasa, además de otros
% por seguros de cesantía y de invalidez), que será invertido en la bolsa,
inmobiliarias u otras expresiones capitalistas para abultar aun más sus
bolsillos.
Es la codicia lo que los
determina, asegurando con esto la inmovilidad social, el goce extenso de la
clase privilegiada y la perpetuidad de la pobreza. Todo lo que ellos piensan
busca dar vida a un lucrativo negocio: la educación, salud, vivienda,
transporte, nada queda ajeno a esta conducta, enriqueciéndose a costa de las necesidades
básicas o miserias del pueblo.
La
prisión tampoco queda exenta de ser una caja de dinero para estas insensibles
bestias de cuello y corbata. Datos entregados por las mismas autoridades
reconocen que en los últimos 5 años el estado ha invertido mas de 1.000
millones de dólares para la construcción de cárceles, que perfectamente podrían
ir destinadas a reformar una educación pública de excelencia que contribuya a
determinar con parte ciertas injusticias. Pero el rico no quiere que el hijo
del poblador se relacione con sus “lindos niños”.
A modo de ejemplo, sólo para
levantar la cárcel El Manzano en Concepción en el 2007, el estado invirtió mas
de 200 millones de dólares que fueron a parar a constructoras vinculadas a
empresarios demócrata- cristianos y de derecha. Con todo ese dinero se podrían
construir 18 mil casas fiscales o 126 mil becas universitarias para jóvenes
pobladores por mas de un año. Incluso estos cara dura de la rapiña, el 2007
tuvieron que entregar 100 millones de dolares más para terminar esta obra
definitivamente y cancelar a la empresa SODEXO, encargada de la
alimentación de los presos, 150 millones
de pesos por alimentos entregados a presos inexistentes de una cárcel que
todavía no estaba en funcionamiento. Pero “los contratos se hacen valer”.
En
esta democracia de los poderosos, cada gobierno ha buscado cámaras y aplausos
faranduleros para dar a conocer sus políticas anti delincuenciales, que esconde
lucrativos negocios en armamento y utensilios represivos (gas, autos, uniformes,
cámaras, micrófonos, etc.) para encerrar a los mas pobres.
Actualmente,
Gendarmería de Chile, según sus propias cifras, controla 115 mil vidas de las
cuales un poco más de 60 mil están tras las rejas diariamente, las 24 horas de
día. Convirtiéndose Chile, en el segundo país con mayor población penal de
Sudamérica. El resto de las personas está sujeto a distintos tipos de
vigilancia, como salida diaria con arresto nocturno en los llamados patronatos
de reos, salidas de fin de semana o concurrir semanalmente por años a
patronatos a firmas un libro de registro.
Revisando
las mismas cifras adjuntas en distintos documentos institucionales, tanto del
ministerio de justicia como de gendarmería,. Descubriremos que el estado gasta
entre 370 mil y 450 mil pesos mensuales por cada preso. El primer monto está
asociado al sistema antiguo o público y el segundo corresponde al sistema
privado o como eufemísticamente llaman “la cárcel concesionada”.
Ahora
¿quién se lleva este dinero?, de seguro no es el preso, si así fuera lo más
cierto es que no habría jóvenes robando para subsistir junto a sus seres
queridos, ni llenando los oscuros pasillos del olvido.
El
estado destina para la rehabilitación del preso sólo un 0,8% de este dinero, es
decir fluctúa entre los 4500 y 5000 pesos dependiendo del tipo de sistema
(público o privado) ¿y el resto? Va directamente al sueldo de gendarmes (de
planta son más de 8000 con distintas variaciones según escalafón o antigüedad,
300 mil a 1 millón los altos funcionarios que no superan el centenar.) y a los
profesionales de esta institución como los doctores, dentistas, sociólogos,
trabajadores sociales, sicólogos, antropólogos y de otros títulos
universitarios, todos ellos zánganos de la desgracia que ni conocen la pobreza
mas que por estudios o gráficos.
Pero
en este negocio el humilde no solo
privilegia con sueldos a sus propios verdugos y licenciados del statu quo, sino
también a otros actores de la desgracia. En algunas cárceles concesionadas se
hallan en su interior lavanderías privadas que no invierten en sueldos porque
el Estado les permite ocupar mano de obra esclava, como un preso “realizando
conducta” para poder optar a algún beneficio carcelario de “libertad” y todo
porque al condenado se le niega “por seguridad” lavar su propia ropa.
Por
ultimo, como toda persona debe comer, aparece en escena el gran capitalista de
los casinos, SODEXO. Esta situación se origina ante la negatividad dispuesta
por las autoridades para que el prisionero no cocine, permitiendo con esto que
los dueños de esta empresa reciban del Estado cientos de millones de pesos
mensuales por alimentar, por medio de una ración insignificante y carente de
proteínas, a la población penal.
Rodolfo
Retamales Leiva estuvo detenido por su vinculación con el llamado “Caso
bombas”, hecho que le llevó a estar recluido en el MAS. Durante la dictadura
estuvo recluido por su actividad en el MAPU Lautaro.
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